miércoles, 18 de mayo de 2011

El Batallón de infantería Puma

Pumas dejó a Chivas en el camino y es finalista. Javier Cortés, de tiro libre, y Dante López, empujando una pelota enorme que le puso un agigantado Darío Verón, junto al revitalizado Alejandro Palacios, héroes del duelo en CU.


Consciente de su vida, Pumas decidió atacar empezando el juego. Presión, apertura, circulación, dinámica. Eran señales de autoridad en Ciudad Universitaria. Jugar sin mirar el marcador. Guadalajara agradeció el planteamiento, era justo manifestar a tiempo las intenciones para el resto del partido y fijar un momento para cambiar.

Así estaban las cosas al minuto 10, con dos equipos decididos a ganarlo. La semifinal reconoció muy pronto sus nombres propios: Fuentes, Cortes, Velarde, Álvarez, Marco Fabián y Arellano. Jugadores que llevaron las cosas a una dimensión muy conveniente para el futbol mexicano.

Si hay un estilo reconocible en nuestro país es este. Ya habrá tiempo para hablar de ello, pero ahí están los documentos que debería revisar el Chepo de la Torre. Pasaron diez minutos, estamos cruzando el 20 con noticias para Pumas, una buena y una mala. La mala es que Palacios, el portero, volvería a ser factor. La buena es que estaba teniendo una primera parte genial. Si había un futbolista endeudado era él, cumplió cabalmente, pagó lo que debía en medio de una guerra personal que le propusieron los futbolistas de Guadalajara.

Cero a cero al 30, la duda era si el partido resistiría un ritmo como éste o se rompería por algún sitio. Chivas iba ganando la zona política del campo, en el centro del estadio las cosas no andaban bien para Pumas. Iba perdiendo las negociaciones. El balón era del visitante en un momento decisivo.

CU empezaba a darse cuenta de la situación, pero como sucede siempre en este estadio el Goya tiene propiedades curativas. Universidad resistió los mejores ataques de Guadalajara con el apoyo de su tribuna. Un detalle que revela la verdadera magnitud de esta afición, probablemente la más auténtica del futbol mexicano.

Pumas estaba reconstruyendo su historia, en esa revisión de los hechos recordó que durante alguna época el disparo de media distancia era una tradición de la casa. Los grandes bombarderos de Universidad habían ganado en sus tierras batallas que formaron la grandeza del Club. Basta recordar aquel cañonazo de Ferretti en 1990. El temible tiro libre de Pumas era demoledor.

Llegamos al 40. Hubo tregua. En eso alguien cae al suelo. Falta cerca del área, durante este siglo un detalle menor en CU. No parecía que iba a sacarse mayor provecho de la jugada que algo de tiempo. Vino la liturgia: colocar el balón, decidir al tirador, señalar un movimiento, mandar intrusos al muro, tomar distancia. Cortés se acercó con galones a la pelota, tenía el perfil cambiado.

Al 42 (1-0 Cortés), regresó el batallón de infantería. Con un tiro libre hecho en CU Pumas ganaba el partido al viejo estilo de Universidad. Uno de esos goles que se archivarán en You Tube, semifinales, contra Chivas, estadio lleno. Así es como los futbolistas se vuelven recuerdos.

Guadalajara caminó al vestidor con el alma batida. Jugaba mejor pero perdía. El enorme desgaste que tuvo durante 45 minutos sería un antecedente. Con dos goles por delante Chivas fue renunciando al ideal. Pumas se plantó desde el 46 como los equipos bien educados. Utilizó el sentido común que tienen los futbolistas con pasta de campeones.

Son esos detalles que los clubes heredan a través de sus grandes cuadros. Chivas nunca regresó al partido, la tarde estaba hecha para calar en la memoria de CU que editó otro de sus grandes clásicos: el de caudillo central. Una posición clave en la vida de Universidad. Verón se roba el corazón del estadio, toma el estandarte en área propia y lanza al frente surgimiento.

Una jugada de futbol antiguo, el defensor que cruza el campo con la camiseta al viento. Toca para López, la devuelve, amaga y deja el balón en una posición histórica, Dante López (0-2), escenario dantesco para Chivas. Pumas está en la Final con todos los ideales que han hecho de este equipo un espíritu autónomo, el de Universidad.







Javier Cortés cobró de esta forma un tiro libre al minuto 42, la pelota viajó por encima del muro y se fue a besar la red que Luis Michel cuidaba.


Mario de Luna de barre a los pies de Martín Bravo, en busca de la pelota.


El regreso de Leandro Augusto, al minuto 78; no jugaba desde la Jornada 14 de la fase regular.

El técnico con sus muchachos; tras su gol, Cortés abrazó a Memo.

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