lunes, 16 de mayo de 2011

La garra puma los puso de chivito en pricipicio

Marco y Alejandro Palacios
Si alguien me hubiera preguntado, “¿cómo quería ver a los Pumas en el partido de vuelta ante Guadalajara?”, hubiera descrito todo lo que pudimos ver en el estadio de Ciudad Universitaria: un equipo pensante, sólido, sin confianzas y buscando hacer más goles.
De verdad me dio gusto no verlos especular y pensar que con meterse todos a la portería sería suficiente para llegar a la final con la mezquindad que una conducta así representa. Aún con el resultado favorable se les vio con ganas de meter el gol que les diera tranquilidad y cuando eso ocurre la consecuencia lógica es que lo consigas.
Pero no dejemos de lado al rival que también tuvo sus oportunidades y planteó el partido para buscar romper el cero en el marcador, sin embargo, en el fondo estuvo un Miguel Alejandro Palacios que sacó el carácter, el verdadero concepto de carácter, sin berrinches tontos, pataletas innecesarias y griterías infames.
Así, callado, sereno y cumpliendo de forma extraordinaria con tu trabajo es como le demuestras al mundo que tienes los tamaños suficientes para estar en donde estás. Esa actitud se la reconozco a Palacios tanto o más que las atajadas que tuvo en el partido y le dieron la confianza al grupo de que podían buscar el gol.
El detalle, que siempre lo hay, es el conato de bronca en el que los felinos estaban perdiendo la cabeza, sin pensar por un momento que una expulsión sería muy complicada en un plantel tan ajustado como el de Pumas.
Me queda claro que el próximo domingo no va a caber un alfiler en el estadio y que las gradas retumbarán con el ‘Goya’ y el ‘Cómo no te voy a querer’ y de verdad deseo ver al equipo que salió hoy a la cancha, y si no es mucho pedir, que mantengan esa actitud desde la ida porque ya vimos todos que así es más sencillo aspirar a lograr cosas importantes.

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